La Autopista Norte, una de las principales arterias de Bogotá que conecta el centro de la ciudad con el norte y municipios como Chía, sufre frecuentes inundaciones tras lluvias, incluso leves. Este fenómeno, que paraliza el tránsito y afecta a miles de personas, tiene causas profundas relacionadas con su ubicación y diseño original.
Construida en 1956, la Autopista Norte se ubica sobre los humedales de Torca y Guaymaral, zonas ecológicas que naturalmente acumulan y retienen grandes cantidades de agua. Cuando las lluvias son intensas, el suelo de estos humedales, ya saturado, no puede absorber más agua, que se desliza hacia las zonas más bajas, incluyendo las vías de la autopista. Este desbordamiento se agrava debido al drenaje ineficiente de la zona, ya que el sistema de alcantarillado suele obstruirse con basura acumulada, lo que impide el flujo adecuado del agua.
Además, la autopista es la única vía de acceso para muchas instituciones educativas en la zona norte de Bogotá, por lo que miles de estudiantes y ciudadanos se ven atrapados en los embotellamientos cuando el agua cubre la vía. Mejorar el drenaje y tomar acciones para proteger los humedales y el sistema de alcantarillado son pasos necesarios para reducir estas inundaciones recurrentes.