La tormenta DANA ha dejado un escenario devastador en Aldaia, con 211 personas fallecidas hasta el momento, según los datos oficiales. Las autoridades advierten que el número de víctimas podría aumentar debido a las numerosas llamadas de personas reportadas como desaparecidas. En el centro de esta tragedia se encuentra el aparcamiento del centro comercial Bonaire, con capacidad para 5,000 vehículos y donde se estima que alrededor de 700 personas se encontraban al momento de las inundaciones.
Este aparcamiento se ha convertido en el foco de los esfuerzos de rescate de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y otros cuerpos de salvamento, aunque su acceso ha sido extremadamente difícil debido a la gran cantidad de agua acumulada. Las bombas trabajan sin descanso para reducir el nivel del agua, que ha alcanzado una profundidad crítica, impidiendo la entrada segura de los rescatistas y aumentando el riesgo de colapso en algunas áreas. Este panorama limita el uso de maquinaria pesada y ralentiza el proceso de achique, a pesar de los esfuerzos coordinados entre UME y equipos de seguridad.
Testigos relatan los angustiosos momentos cuando el agua comenzó a subir: “Yo subí a la parte exterior del coche, pero vi a mucha gente que bajaba al aparcamiento a intentar salvar sus coches”, cuenta un sobreviviente. “Sinceramente, no creo que les diera tiempo a salir en esos 20 minutos… no lo creo”.
Las tareas de rescate se han visto dificultadas por el volumen de agua acumulada, que exige el uso de equipos especializados de bombeo. A pesar de los esfuerzos, el proceso de drenaje está avanzando a un ritmo más lento de lo esperado, lo que aumenta la preocupación por la posibilidad de que todavía haya personas atrapadas en el interior.
Además, el agua estancada en el aparcamiento ha generado riesgos adicionales para los equipos de rescate, quienes enfrentan condiciones de seguridad extremas debido a posibles fugas de combustibles o contaminantes de los vehículos sumergidos. En respuesta a estos desafíos, los rescatistas están tomando medidas de seguridad adicionales para protegerse mientras continúan con la labor de búsqueda.
Las autoridades locales están en constante comunicación con la UME, coordinando el envío de más recursos para acelerar el proceso en caso de que el nivel de agua no baje con la rapidez necesaria. La operación es delicada, y los responsables de la UME han advertido que las tareas de rescate y drenaje podrían extenderse por varios días.
A medida que las labores de achique avanzan lentamente, la esperanza de encontrar sobrevivientes disminuye, aunque las autoridades se comprometen a revisar cada rincón del aparcamiento de Bonaire y a informar cualquier hallazgo a las familias de los desaparecidos. Esta trágica situación ha unido a los equipos de rescate en un esfuerzo sin precedentes, en el que cada paso es crucial para esclarecer el alcance de esta devastación y brindar apoyo a las familias afectadas.