Elon Musk, director ejecutivo de Tesla y SpaceX, reavivó el debate sobre el papel de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos con declaraciones contundentes que apuntan a un supuesto deterioro en la calidad de la educación y una presunta inclinación ideológica en los campus. Su postura surge luego de observar, a través de comentarios en su propia red social X, una posible correlación entre el nivel educativo en distintos estados del país y los resultados de las recientes elecciones.
En uno de los hilos de conversación en X, un usuario destacó que los estados con niveles educativos altos, como Massachusetts, Maryland y Colorado, favorecieron a los candidatos demócratas, mientras que en los estados con menor nivel educativo, como Misisipi y Luisiana, prevalecieron los republicanos. Ante una respuesta que asociaba esta tendencia a una presunta “difusión del marxismo” en las universidades, Musk respondió con un escueto pero directo “Así es. Algo está muy mal con nuestras universidades de ‘élite’”.
Críticas constantes y planes de cambio
Este comentario no es un caso aislado; Musk ha criticado en repetidas ocasiones a las universidades de alto perfil en el país, sugiriendo que han perdido su misión educativa en favor de un supuesto “adoctrinamiento ideológico”. Según el multimillonario, en sus empresas se ha notado un “deterioro significativo” en la capacidad profesional de los graduados universitarios. Asimismo, ha cuestionado la independencia intelectual en los campus, refiriéndose a ellos como centros de propagación de un “virus mental” que afecta la habilidad de los estudiantes para enfrentar desafíos reales en el mercado laboral.
Como respuesta a sus preocupaciones, Musk anunció en diciembre pasado su intención de crear una universidad y un sistema de escuelas primarias y secundarias en Austin, Texas, con un enfoque en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). La iniciativa incluye una inversión de 100 millones de dólares y busca ofrecer una educación práctica a través de simulaciones y proyectos de diseño. Documentos fiscales de su fundación filantrópica revelan que esta universidad aspira a “educar en los más altos niveles” y a preparar a los estudiantes con habilidades técnicas que puedan aplicarse directamente en la industria.
Un modelo educativo en evolución
La apuesta educativa de Musk en Texas sigue el modelo de su escuela experimental “Ad Astra”, fundada en 2014 para los hijos de empleados de SpaceX. Ad Astra se enfoca exclusivamente en ciencias y matemáticas, excluyendo asignaturas como idiomas, música y deportes. Musk ha expresado que el aprendizaje de idiomas es innecesario, dado que, según él, la inteligencia artificial permitirá traducciones instantáneas en el futuro.
Con esta nueva universidad en Austin, Musk planea afianzar su compromiso con una educación independiente de la academia tradicional y centrada en la adquisición de habilidades técnicas prácticas. Jared Birchall, uno de los colaboradores más cercanos del empresario y director de Neuralink, se encuentra en la junta directiva de Ad Astra, y es probable que también participe en la dirección de la nueva universidad.
Perspectivas para el futuro de la educación en Estados Unidos
Las críticas de Musk llegan en un momento en que diversas figuras públicas y políticas han cuestionado la orientación ideológica de las universidades. En respuesta, las instituciones académicas argumentan que su misión sigue siendo fomentar el pensamiento crítico y preparar a los estudiantes para un mundo complejo y diverso. No obstante, el proyecto educativo de Musk podría influir en la estructura educativa de Estados Unidos, introduciendo un modelo de aprendizaje intensivo en STEM y alejándose de los programas tradicionales que priorizan las artes y humanidades.
Con una visión pragmática y enfocada en la tecnología, Elon Musk busca proponer alternativas a la educación convencional en Estados Unidos. La creación de esta universidad en Austin será una oportunidad para ver si este modelo innovador logra atraer a estudiantes y responder a las necesidades del mercado laboral, así como a las demandas de una sociedad cada vez más tecnológica. Mientras tanto, su crítica a las universidades de “élite” promete seguir siendo un tema de debate en la agenda pública y en la educación estadounidense.