El conflicto armado en Colombia sigue siendo una realidad latente en algunas regiones del país, especialmente en el suroccidente, donde las disidencias de las Farc han intensificado sus ataques contra las autoridades. La más reciente arremetida ocurrió el domingo 13 de octubre de 2024, cuando los disidentes hostigaron la estación de Policía de Suárez, Cauca, empleando drones para agravar la situación.
El ataque se produjo pocas horas después de que las Fuerzas Militares desplegaran la operación “Perseo” en el corregimiento de El Plateado, en la zona rural de Argelia, también en el Cauca. Esta avanzada militar tiene como objetivo restaurar la seguridad en una región asediada por el narcotráfico y la violencia de los grupos armados ilegales. Sin embargo, la respuesta de las disidencias fue rápida y contundente.
El uso de drones: una nueva amenaza
Según los informes que circularon en redes sociales, los criminales no solo atacaron la estación de Policía abriendo fuego contra los uniformados, sino que también utilizaron drones, una táctica cada vez más frecuente entre los grupos armados para aumentar la letalidad de sus acciones. Aunque el ataque no dejó heridos, los policías que se encontraban en la estación tuvieron que resguardarse en el interior de la edificación, buscando protegerse del fuego enemigo y los posibles explosivos que podrían haber transportado los drones.
El uso de drones por parte de las disidencias de las Farc ha sido una preocupación constante para las autoridades. En marzo de 2024, el general Helder Fernán Giraldo, excomandante de las Fuerzas Militares, ya había advertido sobre esta amenaza inminente, señalando la necesidad de establecer protocolos y medidas preventivas para mitigar los riesgos asociados a este tipo de tecnología. Entre las medidas propuestas, el general destacó la importancia de implementar sistemas de detección temprana y desarrollar tácticas defensivas para neutralizar los drones utilizados por los grupos armados.
Ataques simultáneos en el Cauca
El ataque a la estación de Policía de Suárez no fue el único incidente violento registrado en el Cauca durante ese fin de semana. En Corinto, otro municipio de la región, las disidencias de las Farc también llevaron a cabo una ofensiva contra la estación de Policía municipal, lo que desencadenó enfrentamientos que dejaron un uniformado herido.
Además de los ataques directos contra las fuerzas de seguridad, los disidentes sembraron el caos en las vías del municipio, colocando un bus de servicio público atravesado en una carretera. Según las autoridades, el bus tenía explosivos en su interior, lo que generó pánico entre los habitantes de Corinto. A pesar de la gravedad de la situación, las fuerzas de seguridad lograron recuperar el control del área y desactivar cualquier amenaza inminente, ofreciendo un parte de tranquilidad a la población local.
Tensión en Toribío: enfrentamientos prolongados
Mientras tanto, en Toribío, otro municipio clave del Cauca, los enfrentamientos entre las disidencias y las fuerzas públicas persistieron durante la noche del 13 de octubre, lo que obligó a algunos ciudadanos a refugiarse en una iglesia para protegerse del fuego cruzado. Estos choques prolongados demuestran la fragilidad de la seguridad en la región y el continuo desafío que enfrentan las autoridades para restablecer el orden.
Una creciente amenaza
Los recientes ataques en Suárez, Corinto y Toribío son solo una muestra de la complejidad del conflicto armado en el Cauca, donde las disidencias de las Farc, así como otros grupos criminales, han encontrado un terreno fértil para sus actividades ilegales. El uso de drones por parte de los grupos armados es una preocupación creciente que, según expertos, podría cambiar la naturaleza del conflicto, haciéndolo aún más letal y difícil de controlar.
Las autoridades han señalado que seguirán implementando operativos militares para contrarrestar la influencia de las disidencias en la región, aunque el camino hacia una paz duradera parece estar cada vez más distante. Entretanto, la población civil sigue atrapada en medio de la violencia, con pocas opciones para escapar del ciclo de ataques y retaliaciones que asola la región.
Con la intensificación de los ataques, las fuerzas de seguridad y el gobierno deberán redoblar sus esfuerzos para garantizar la protección de las comunidades afectadas y desarrollar estrategias más efectivas para neutralizar el uso de tecnología avanzada por parte de los grupos armados. Mientras tanto, el Cauca sigue siendo una de las zonas más afectadas por el conflicto en Colombia, con un futuro incierto y una paz que parece lejana.