La relación entre Corea del Norte y Corea del Sur ha sido históricamente tensa, con altos y bajos que, en muchas ocasiones, han llegado al borde del conflicto armado. Ahora, en un giro preocupante de los acontecimientos, Corea del Norte ha vuelto a elevar la tensión al reescribir su constitución para definir oficialmente a Corea del Sur como un “estado hostil”. Esta decisión, anunciada por los medios estatales norcoreanos, ha desatado preocupación en toda la región y más allá.
El cambio constitucional fue reportado por el periódico oficial norcoreano Rodong Sinmun, que lo calificó como una “medida inevitable y legítima”. Este movimiento no es meramente simbólico, sino una declaración política que refleja el deterioro de las ya frágiles relaciones entre ambos países. Según expertos, este paso puede interpretarse como un intento de Corea del Norte de consolidar su postura militarista y desafiante frente a Corea del Sur y sus aliados, principalmente Estados Unidos.
Una Historia de Tensión y Conflicto
La relación entre las dos Coreas ha sido compleja desde la partición de la península en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial. El conflicto armado más devastador ocurrió entre 1950 y 1953, cuando ambas naciones estuvieron inmersas en la Guerra de Corea, un enfrentamiento que terminó con un armisticio, pero sin un tratado de paz formal. Desde entonces, las tensiones han persistido, y las dos Coreas técnicamente siguen en guerra.
Corea del Norte, bajo el liderazgo de la familia Kim, ha mantenido una postura beligerante, desarrollando su capacidad militar, especialmente en lo que respecta a armas nucleares y misiles balísticos, y buscando mantener su régimen autoritario. Mientras tanto, Corea del Sur ha prosperado económica y democráticamente, alineándose con Estados Unidos y otras potencias occidentales.
A lo largo de las décadas, ha habido intentos de diálogo y cooperación entre ambos países, pero también numerosas crisis, como el hundimiento de la corbeta surcoreana Cheonan en 2010, atribuido a Corea del Norte, o las recurrentes pruebas de misiles del Norte, que siempre elevan las alarmas internacionales.
La Escalada Reciente
En las últimas semanas, la tensión ha alcanzado nuevos niveles. En mayo, comenzaron a aparecer globos cargados de basura y excrementos que sobrevolaban Corea del Sur, lanzados desde el Norte. Esto fue seguido por denuncias de Corea del Norte sobre el uso de drones surcoreanos que supuestamente lanzaban panfletos con mensajes críticos hacia el régimen de Kim Jong Un. La situación escaló cuando Corea del Norte destruyó dos carreteras simbólicas, interpretadas como un acto de desprecio hacia cualquier posibilidad de diálogo.
La retórica agresiva por parte de Corea del Norte ha estado acompañada de amenazas. En las últimas semanas, el régimen de Kim Jong Un anunció que 1,4 millones de jóvenes norcoreanos se habían inscrito en el ejército, lo que algunos analistas interpretan como un intento de intimidación y de fortalecer el control interno en medio de crecientes dificultades económicas.
La Constitución como Herramienta de Guerra
El anuncio de la modificación constitucional es quizás uno de los pasos más alarmantes tomados por Corea del Norte en los últimos tiempos. La mención explícita de Corea del Sur como un “estado hostil” no había aparecido en versiones anteriores de la constitución, lo que sugiere un endurecimiento en la postura del régimen de Kim. Esto ha provocado una reacción inmediata en Seúl, que ha reforzado la vigilancia y ha aumentado las medidas de seguridad a lo largo de la frontera.
Bruce Bennett, analista de defensa en la Rand Corporation, señala que el uso del término “estado hostil” por parte de Corea del Norte es indicativo de una intensificación en su retórica. “Kim y su hermana han lanzado amenazas nucleares contra Corea del Sur y Estados Unidos, y han incrementado las tensiones con una serie de acciones”, afirmó Bennett.
¿Una Guerra en el Horizonte?
Pese a la gravedad de la situación, muchos expertos coinciden en que una guerra total entre las dos Coreas sigue siendo poco probable. Kang Dong-wan, profesor de ciencias políticas en la Universidad Dong-a de Busan, argumenta que Corea del Norte está utilizando la confrontación militar principalmente para reforzar la cohesión interna. En otras palabras, la retórica belicista y los despliegues militares sirven tanto para desviar la atención de los problemas internos del régimen como para enviar un mensaje de fuerza hacia el exterior.
Sin embargo, no se puede descartar del todo el riesgo de un conflicto accidental o de una escalada no deseada. Con un ambiente tan volátil, cualquier malentendido o provocación podría desencadenar enfrentamientos militares que, dadas las capacidades nucleares de Corea del Norte, serían devastadores no solo para la península, sino para toda la región.
El Rol de China, Rusia y Estados Unidos
En medio de esta crisis, actores externos como China y Rusia juegan un papel crucial. Ambos países, aunque aliados de Corea del Norte, han pedido calma y moderación. China, en particular, ha instado a todas las partes a evitar cualquier escalada que podría desestabilizar la región. Por otro lado, Estados Unidos mantiene su compromiso de defensa con Corea del Sur, lo que añade otra capa de complejidad a la situación.
En conclusión, aunque la guerra abierta parece improbable por ahora, las tensiones entre las dos Coreas están en su punto más alto en años. El reciente cambio constitucional en Corea del Norte es un recordatorio de lo frágil que es la paz en la península coreana y de lo impredecible que puede ser el régimen de Kim Jong Un.